domingo, 18 de marzo de 2018

Se acerca el gran dia!

-Jueves, 15 de Marzo-
Quedaban pocos días para emprender el viaje a Italia, el curso se me había pasado volando y todos mis familiares y amigos me hacían las mismas preguntas:
- ¿Estas nervioso por viajar a un país extranjero?
- ¿Has preparado ya la maleta?
- ¿Has visto el piso donde vas a vivir?
- ¿Sabes que vas ha hacer en la empresa donde vas?
- ¿Has aprendido algo de Italiano?
Preguntas que se me hacían muy repetitivas y pesadas y las cuales, curiosamente, la respuesta era siempre "NO".
En las semanas previas estuve muy liado con los exámenes y cuando tenia un rato libre simplemente lo malgastaba haciendo cualquier tontería, por lo que básicamente lo deje todo para el ultimo día, cosa que lamentaría, pues en los dos días antes de volar solo pude dormir 4 horas en total debido a todos los preparativos que tuve que hacer.

El día del vuelo, llegue al aeropuerto de Barajas, Madrid, sin ninguna complicación, aunque era la primera vez que estaba en el terminal 2, en el cual estaba nuestra puerta de embarque.

Ahí nos encontramos todos los compañeros y facturamos nuestro billete y equipaje. Después de esto, nuestro profesor nos explico unas ultimas pautas, nos despedimos de nuestros familiares y accedimos a la zona de embarque.
Se nos había hecho tarde, y nos perdimos debido a que la zona era muy grande. Pero, preguntando a otros viajeros, nos conseguimos orientar y llegar a nuestra puerta de embarque a tiempo.
Una vez dentro del avión, empecé a escuchar unos ruidos extraños, que nunca había escuchado dentro de un avión, los motores traqueteaban, las aletas del ala hacían un chirrido al moverse como si estuviese oxidado y las luces del avión parpadeaban de vez en cuando, cosa que daba un  poco de mal rollo. Pero al final el despegue fue suave y yo me quede frito enseguida debido a las escasa horas de sueño que tenia, por lo que el vuelo se paso volando, nunca mejor dicho.
Cuando llegamos a Roma, no nos dejaron salir de la zona de embarque y lo primero que buscamos fue un sitio donde poder desayunar algo. Curiosamente, los cafés de Italia son muy cortos, y se sirven con un vaso de agua, para quitar el sabor a café supongo.
Se nos hizo muy larga la estancia en Roma, no se podía hacer nada, y estuvimos 4 horas dando vueltas o sentados en un banco bastante incomodo.
Encontrar nuestra puerta de embarque hacia Reggio Calabria fue mucho mas fácil que en Madrid, y el avión era mas pequeño y con también presentaba unos ruidos parecidos al primer avión, cosa que ya ni me preocupo. Este vuelo se me hizo extremadamente corto y llevadero y las vistas de Italia desde el cielo eran impresionantes. 
Una vez aterrizado en el aeropuerto nos impacto lo pequeño que era este. Solo estaba nuestro avión en todo el aeropuerto y solo había una puerta de embarque y otra de salida. 
Nos recibió Paolo y Nazarea, la primera impresión que tuve de ellos es que parecían muy majos y atentos a nuestra estancia en Reggio Calabria. 
Nos llevaron en dos coches al nuestro piso, este se encuentra dentro de la zona central de la ciudad, una muy buena ubicación. Desde fuera la mitad de los edificios parecían en ruinas, igual que nuestro piso. Viejo y desgastado. Pero por dentro tenían muy buen aspecto.
Al entrar a nuestro piso, este seguía en obras. Al parecer surgieron una serie de complicaciones que impidieron que la obra estuviera a tiempo. Pero esto, personalmente, no me importo.
Nos enseñaron el piso por encima, estaba un poco sucio debido a las obras pero tenia muy buen aspecto y las habitaciones eran enormes. La cocina estaba recién puesta y los armarios y camas eran nuevos. Además de que nos compraron una tele, microondas, tendedero, etc. Todo lo básico.
Mientras que terminaban con las obras del piso, nos fuimos a a tomar un café con Paolo para que nos explicase en que empresa trabajaríamos, la presentación, horarios y las normas de convivencia que tenias que seguir. Después fuimos a visitar la ciudad, nos mostró las zonas mas bonitas de la ciudad e interesantes y nos indico la los mejores lugares turísticos que podíamos visitar, los cuales eran tantos que parecía que 3 meses serian escasos para poder visitar todos.
Cuando finalizaron las obras y limpiaron el piso volvimos a el, y Paolo y Nazarea nos invitaron a cenar esa noche con la comida típica de ahí.
Llegada la noche, simplemente caímos todos muertos del cansancio.